Por Víctor Lozano Alfaro
Sylvia Dongo es una emprendedora resiliente, como todo emprendedor en nuestro país que nunca se da por vencido y lucha por conseguir sus sueños pese a las pruebas que el destino puede ponerles.
Esta cosmiatra lleva 23 años en el rubro de la estética, a donde ingresó porque buscaba una solución a una de dermatitis seborreica que la afectaba. Así, empezó atendiendo en su casa, con una publicidad ‘boca a boca’ que la ayudó muchísimo.
Consciente de que la capacitación es fundamental para mantenerse competitivo, Sylvia se actualiza constantemente capacitándose, no solamente en el país sino también en el extranjero.
La pandemia
Cuando ocurrió la pandemia, el rubro de la belleza y prácticamente todos los rubros de productos y servicios se vieron seriamente afectados. «Obviamente, no podíamos atender a nuestros clientes personalmente, por lo que aprovechamos las ventajas que nos ofrecía la tecnología. Así, utilicé las redes sociales y el internet para llegar a mi público objetivo», comentó la empresaria.
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Así, al ‘reinventarse’, Sylvia creó la marca Baby Beauty Skin, productos naturales elaborados a base de arroz y moringa; y comenzó a hacer mascarillas caseras, jabones y muchas cosas más que podía vender vía delivery.
«La pandemia nos afectó, pero busqué alternativas que me permitieron no solamente enfrentar la crisis, sino también brindar cursos que tenían un costo más módico», comenta. Así, Sylvia pudo atender citas virtuales, recomendar determinados productos para combatir afecciones de algunas pacientes y brindar tratamientos con productos de su casa para que puedan mantener el cuidado de su piel desde su hogar.
«Una vez controlada la pandemia, se normaliza la demanda de los clientes, quienes retornan al centro de estética.»
Franquicia
Debido a la gran acogida que su centro de estética alcanzó, Sylvia se embarcará en una nueva aventura empresarial: la franquicia. «La estética es un rubro en el que muchas personas pueden invertir. Sin embargo, la gran mayoría no cuenta con los conocimientos necesarios para iniciar un negocio de este tipo», refiere. Ante esto, la cosmiatra decide aprovechar la experiencia y el reconocimiento adquiridos para compartirlos con aquellos que ven en este sector la oportunidad de un negocio exitoso.
«Es preferible invertir en una marca con prestigio y experiencia, en donde el riesgo es menor y, en ese sentido, considero que contamos con todo lo que necesitan quienes deseen invertir en estética», refiere la emprendedora. Por esta razón, Sylvia desea franquiciar su negocio, ahora denominado Centro de Estética Sylvia Dongo, con el objetivo de compartir lo que aprendió en más de 20 años de trabajo.
«Tengo mucho conocimiento sobre este sector. He trabajado en él desde el principio, cuando iba de casa en casa para atender a mis amistades, hasta poder atender a todos mis clientes en mi propio centro. Todos tienen la oportunidad de hacer realidad sus proyectos y si puedo ayudarlos lo haré encantada», puntualiza.
Perspectivas
Sylvia Dongo seguirá innovando y capacitando en la aplicación de nuevos tratamientos. No obstante, manifiesta, una de sus preocupaciones es la inestabilidad política.
«Las personas, gracias a Dios, siempre tenemos un colchón para poder cuidarnos, vestirnos, alimentarnos y preocuparnos más por nuestra persona. Sin embargo, eso no significa que no nos veamos afectados cuando ocurren ciertos acontecimientos políticos y económicos», asegura.
Agrega que el mercado de la estética es mucho más rentable actualmente porque hay mucha más cultura sobre el amor propio. «No se trata solamente de sentirse bien, sino también de verse bien frente al espejo.»
«Si veo que tengo acné y no me siento feliz, invierto en mi piel, realizo un tratamiento para poder eliminarlo, de tal forma que, cuando me vea al espejo, me guste lo que vea. Eso es amor propio completo», asegura.
La empresaria asevera que a su centro de estética acuden personas de diversas edades, ya sea jóvenes de 13 o 14 años a realizarse limpiezas faciales, hasta personas de mayor edad para tratamientos más complejos y sofisticados.
«Lo importante es sentirnos bien con nosotros mismos, por dentro y por fuera y ese es el norte de nuestro trabajo», manifiesta la empresaria.
Fuente: andina.pe